Son conocidos por muchos de nosotros los ejercicios que conforman el sistema de entrenamiento que J.H. Pilates fue ideando a lo largo de 60 años de trabajo y observación de ser humano. Pero lo que no es tan popular era su forma de pensar, las razones que llevaron a este genio al desarrollo de su genuino método de entrenamiento.
Joseph Pilates advirtió como casi todos los seres de una misma especie en libertad presentan características físicas muy similares, mientras que en el caso del ser humano, a pesar de sus superioridad intelectual, las diferencias morfológicas son sorprendentes entre unos y otros individuos; algunos presentan grandes curvas en su columna vertebral mientras que otros no, unos tienen piernas en equis o todo lo contrario, arqueadas… y así con un sinfín de anomalías diferentes.
¿A qué es debido la presencia de estas diferencias anatómicas?
Según Pilates, el ser humano de la civilización actual vive en un mundo tan desnaturalizado que el desarrollo físico del hombre se ve alterado desde la infancia y esto tiene como consecuencia la aparición de disfunciones en nuestra morfología.
Un ejemplo: mientras una mamá loba estimula a moverse a aquel de sus lobeznos que es más perezoso, los padres humanos tendemos a inmovilizar a los bebés con ropas que les impiden moverse con naturalidad o pretendemos que los niños permanezcan sentados y quietos más tiempo del que realmente su cuerpo solicitaría de forma natural.
Es por esto que J.H. Pilates desarrolla un método de entrenamiento cuyo objetivo es equilibrar el cuerpo y compensar las malformaciones físicas derivadas de nuestra moderna forma de vida.
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