Mucha gente que desconoce la verdadera esencia del Método Pilates cree equivocadamente que se trata simplemente de ejercicios respiratorios y estiramientos. Esta concepción sobre Pilates es errónea e incompleta.

Con el entrenamiento de Pilates estiramos los músculos a la vez que los tonificamos y fortalecemos y aunque, ciertamente es muy importante en este sistema la respiración, no se trata de “ejercicios respiratorios” si no de ir modificando e integrando un patrón respiratorio correcto y eficaz.

Este patrón persigue una respiración más efectiva que favorezca la participación de la musculatura adecuada, permitiendo en todo momento mantener una postura correcta y aumentando la capacidad pulmonar.

Muchas veces los alumnos nos preguntan: “¿cuándo respiro?” a lo que contestamos, “todo el tiempo”; ya que lo importante no es cuando se respira si no cómo se respira.

Si tenemos en cuenta que la finalidad es conseguir respirar correctamente durante todo el día y, la respiración no es consciente (no pensamos cuando cogemos y soltamos aire constantemente), no tiene mucho sentido pensar en todo momento mientras se ejecutan los ejercicios cuando inhalamos y exhalamos.

Para ello J.H. Pilates aplica una respiración costal, es decir, busca la apertura costal durante la inspiración para favorecer que los pulmones se llenen de aire completamente a la vez que podemos seguir activando la musculatura abdominal profunda para mantener la columna alineada y en una posición segura.

Y por otro lado, una respiración nasal, es decir, se inspira y espira por la nariz, porque de este modo la salida del aire encuentra más resistencia que si exhalamos por la boca y obliga una vez más a la faja abdominal a activarse, ya que se requiere de su colaboración para poder expulsar completamente el aire.

Todas estas razones J.H Pilates las justificaba de una forma más poética y explicaba: La nariz es para respirar y la boca para comer y besar.